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Autoaceptación en personas LGTBQ+

En este artículo quiero acompañarte a reflexionar y entender qué es esa vergüenza, cómo se forma y qué pasos concretos pueden ayudarte a recuperarte desde un lugar suave, presente y real. La autoaceptación no es un destino al que se llega, sino una práctica que se construye poco a poco.

Autoaceptación en personas LGTBQ+

Autoaceptación en personas LGTBQ+; ¿Qué es la vergüenza internalizada?

Es la sensación a veces sutil, a veces intensa de que hay algo “equivocado”, “excesivo” o “confundido” en uno mismo simplemente por ser quien es.

Esa vergüenza no nace sola: viene de años de comentarios, silencios, miradas, falta de referentes y momentos donde el mundo te pedía encajar en algo que no eras. No es tu voz. Es una voz que se instaló dentro de ti después de escucharse muchas veces afuera.

La vergüenza internalizada puede aparecer al crecer en familias o entornos donde la diversidad no era un tema seguro, al recibir mensajes de que lo “correcto” es ser de cierta manera, por la falta de referentes LGTBQ+ sanos y visibles, a raíz de experiencias de bullying o burlas en la infancia y adolescencia, al tener que ocultar partes importantes de la vida para evitar conflictos, al vivir una salida del armario forzada o en un momento de vulnerabilidad, o al repetir experiencias de rechazo, silencios incómodos y microagresiones. Esta vergüenza se instala antes de que podamos cuestionarla, por eso resulta tan profunda.

La investigación actual confirma que las personas LGTBQ+ experimentan un tipo de estrés particular, repetitivo y acumulado, que impacta directamente en la salud mental. Este estrés se manifiesta al anticipar el rechazo, evitar ciertos espacios, leer constantemente el ambiente para evaluar si es seguro, regular la expresión corporal o emocional y sobrepensar cómo las perciben los demás. No se trata de una exageración, sino de una estrategia de supervivencia: el cuerpo aprende a protegerse, aunque en ocasiones queda atrapado en un modo de defensa permanente.

¿Se puede sanar esta vergüenza?

La autoaceptación no es un destino al que se llega, sino una práctica que se construye poco a poco. Para muchas personas LGTBQ+, este proceso tiene un obstáculo silencioso pero profundo: la vergüenza internalizada. No es una falla personal. Es el efecto acumulado de crecer en entornos donde la diversidad no siempre fue bienvenida, escuchada o celebrada. Este artículo te acompaña a entender qué es esa vergüenza, cómo se forma y qué pasos concretos pueden ayudarte a recuperarte desde un lugar suave, presente y real.

Cómo empezar a sanar la vergüenza internalizada, aquí tienes un recorrido práctico, suave y realista.

Ponle nombre a lo que sientes. No digas “soy demasiado sensible” o “exagero”. En su lugar, reconoce: “esto es vergüenza aprendida” o “esta emoción no es mía, la heredé”. Nombrar lo que ocurre abre un espacio para poder cambiarlo. Practica la autoaceptación en voz baja, sin necesidad de gritar ni imponerte afirmaciones que no sientes. No se trata de amarte al 100% de inmediato, sino de construir poco a poco frases como: “hoy me trato con un 5% más de suavidad”, “no me voy a castigar por sentir lo que siento” o “hoy no lucho conmigo”. Son pequeños grados, no autoexigencia.

Construye un entorno interno seguro. Cuando el entorno externo no lo fue, tu mente y tu cuerpo necesitan convertirse en ese refugio. Puedes lograrlo al notar tu cuerpo sin juzgarlo, colocar una mano en el pecho o abdomen cuando sientes vergüenza, practicar una respiración suave y extendida, y recordarte que no estás en peligro aunque la emoción diga lo contrario. El cuerpo debe aprender que ya no estás en aquel lugar donde te heriste.

Reescribe tu historia con referentes propios. Busca activamente personas LGTBQ+ que te inspiren, historias donde veas fuerza, creatividad y humanidad, espacios seguros —presenciales o digitales— y vínculos que validen quién eres sin condiciones. La vergüenza no se cura solo mirando hacia adentro, también se sana al verte reflejado afuera.

Cuestiona el guion que te contaron sobre ti. Pregúntate: “¿esta idea de que soy incorrecto es mía o de alguien más?”, “¿quién se beneficia de que yo me avergüence de lo que soy?” o “¿qué pasaría si la narrativa que llevo años repitiéndome nunca fue verdad?”. La vergüenza internalizada es un guion heredado, y tienes la posibilidad de cambiarlo.

Crea vínculos que no reproduzcan las heridas. Busca relaciones donde puedas hablar sin medir cada palabra, donde tu expresión corporal no esté en guardia, donde se te permita descansar y equivocarte sin miedo a perder la relación. Las relaciones seguras reeducan la vergüenza. Pide acompañamiento terapéutico afirmativo. La vergüenza internalizada es difícil de sanar en soledad. Un acompañamiento terapéutico LGTBQ+ afirmativo puede ayudarte a regular tu sistema nervioso, comprender tu historia desde un lugar más humano, hacer las paces con tu identidad, recuperar tu voz propia y pasar de sobrevivir a vivir plenamente. No necesitas atravesar este proceso solo.

Este mensaje es para ti

No hay nada roto en ti. Tu identidad nunca fue una herida, lo que duele son las marcas que dejó crecer en un mundo que no supo abrazarte como merecías. La vergüenza no nació contigo: fue sembrada, repetida, impuesta. Y todo lo que se aprende puede desaprenderse, transformarse, liberarse.

Sanar no es borrar quién eres, sino devolverle dignidad a tu historia, rescatar tu voz y permitir que tu cuerpo recuerde que ya no está en peligro. Es un camino de pasos pequeños, de paciencia y de presencia, pero también de fuerza y de verdad. Y si lo necesitas, el acompañamiento puede ser la mano que te sostenga mientras recuperas lo que siempre fue tuyo: la libertad de vivir sin culpa, sin miedo, sin cadenas.

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